Ferrer Lerín a través de una cámara estenopeica

Alberto Salas (fotografía y texto)

La primera noticia de un ser vivo succionado por el negativo fotográfico nos llega a través del Dr. Domingo Moufle (Revista LA VERDAD, nº2, Buenos Aires, 1905): “Es posible constatar cómo pequeños insectos, expuestos a la succión fotográfica, atraviesan nuestra realidad para ingresar en la realidad del negativo. La experiencia dirá si es posible aumentar la envergadura de los transbordos”.

El posterior caso Ferrer Lerín reabre la cuestión 110 años después. Hay quien asegura que el propio Ferrer Lerín, un estudioso de las teorías de Moufle, quedó succionado por el negativo en un experimento mal planteado. Otros, más escépticos, sugieren que todo fue una argucia de Lerín. Una coartada para poner tierra de por medio tras acumular serias deudas con personas poco dadas a la broma.



Sobre la fotografía estenopeica:

Las cámaras fotográficas han alcanzado hoy un grado de sofisticación asombroso, pero siguen asentándose en las mismas bases: un compartimento estanco en el que se han habilitado un orificio conductor de la luz y un obturador que regula el tiempo de exposición. Por último, se dispone la película fotosensible en su interior. Esto (cuando no hay más intervención tecnológica) es una cámara estenopeica.

Para obtener el retrato de Ferrer Lerín se utilizó una lata de refresco convenientemente transformada: en ella se practicó un orificio (el estenopo) con ayuda de una aguja, y se precintó el mismo con cinta aislante (el obturador). Por último, se incorporó una tapa hemética para poder cargar y descargar la película. El tiempo de exposición necesario para obtener una imagen estenopeica es mayor que el convencional. Por ejemplo, Ferrer Lerín tuvo que posar ante la cámara, completamente inmóvil, una media de dos minutos por toma fotográfica (se realizaron tres tomas). Es decir, la imagen captó un rato del retratado, y no un instante. El retrato estenopeico es siempre una imagen en el tiempo, es la imagen de algo que dura, que continúa mientras la pupila del estenopo permanece abierta. Y el resultado es una imagen fija que sin embargo está hecha de imágenes, una síntesis de todo ese recorrido en el tiempo o bien, al menos. una reflexión sobre ese sutil existir en dos minutos de la presencia de alguien. Solo eso: dos minutos de existencia de Ferrer Lerín.